90 años se dice fácil


Ayer cumplió años mi mamá, un día especial, porque no es cualquiera el que llega a los 90 años. Ella nació en 1931, hicimos cuentas sobre los años transcurridos.
En lo personal no creo llegar tan lejos, no tengo la energía y dinamismo que ha mostrado durante todo este tiempo. Me conforme con unos quince años más, suficiente para ver crecer a Joshua (que tiene 8 años), y saborear sus logros.
En cuanto a logros, no solamente son los de tipo económico, sino los espirituales y de formación académica. A veces los logros los medimos en función del dinero o bienes que poseamos, pero por qué no pensar de manera distinta y definir que logros son aquellos en que transformamos el mundo y nuestro alrededor, cambiamos para bien a las personas que nos rodean. En vez de recibir, damos algo de nosotros, poco o mucho, pero es una valor intangible que concedemos para el bienestar del ecosistema que habitamos. Esos son logros que perduran más que el dinero, que es volátil y perecedero.
Hubo un momento mientras deliraba en la UCI, que deseaba morir, porque no aguantaba el sentirme encerrado, como atrapado en una bóveda, como si tuviera una lápida encima. Pero no tenía fuerzas para romper el vidrio de la muerte.

